lunes, 10 de abril de 2023

Trenes nocturnos (III): turno de noche.

Por la noche, mientras los viajeros duermen en sus coches cama o al menos lo intentan en sus asientos de tercera, los ferroviarios del turno de noche, trabajan. No sólo conducen los trenes nocturnos y controlan las circulaciones, sino que ocultos a la mirada de los usuarios, trabajan en los talleres y en las vías para que el sistema ferroviario no se pare.

Con la llegada del crepúsculo, en los tiempos anteriores a la iluminación eléctrica, los lampareros se ponían en marcha para disponer las luces de los semáforos, del material móvil y las que llevarán en la mano los jefes de estación o los agentes de circulación. En 1925 el pintor alemán Hans Baluschek representó a un ferroviario en tales funciones.


También tiene a ferroviarios trabajando de noche en el meollo del argumento, entre ellos un señalero, la película polaca Czlowiek na torze (1957, Sangre sobre los rieles) de Andrzej Mun. En 1950, en plena noche, un tren de pasajeros arrolla a un hombre que está braceando en medio de la vía, es Orzechowski, maquinista desde 1914, orgulloso de su profesión y reacio a los planes de innovación del nuevo gobierno comunista, por lo que ha sido apartado del servicio. Se abre una investigación. El jefe de estación explica al comisionado de la jefatura que, en la señal más próxima al tren, había sido retirada una de las lámparas, de manera que, en lugar de ser visibles las dos luces que indicarían que había que avanzar preveyendo que se acercaba un desvió, el semáforo indicaba vía libre. El jefe de estación cree que Orzechowski ha cometido un sabotaje. El despotismo del veterano maquinista con el personal joven y su apego al viejo régimen no hace que los testigos le favorezcan, pero al final se descubre que quien ha cometido el error es el farolero y que Orzechowski, al descubrir la inminencia de la catástrofe, se ha sacrificado. Una película de puro orgullo ferroviario.


Unos años antes, en 1936, se había rodado en Gran Bretaña la extraordinaria cinta Night Mail, dirigida por Harry Watt y Basil Wright, que muestra la circulación y el trabajo en su interior del tren correo operado por LMS que unia Londres con Edimburgo durante la noche recogiendo y dejando en marcha el correo en las estaciones intermedias, correo que es ordenado en las mesas de los vagones durante el trayecto. La música es de Benjamin Britten. El cortometraje se inicia con la voz del poeta W. H. Auden recitando su poema del mismo nombre. He aquí la primera estrofa, cuyo ritmo nos sumerge de inmediato en el traqueteo del tren:
This is the night mail crossing the border,
Bringing the cheque and the postal order,
Letters for the rich, letters for the poor,
The shop at the corner and the girl next door.
No es fácil de traducir estos versos manteniendo la rima y la sonoridad ferroviaria, una traducción literal sería:
Este es el correo nocturno cruzando la frontera,
llevando el cheque y el giro postal,
cartas para los ricos, cartas para los pobres,
para la tienda en la esquina y para la vecina.

El trabajo nocturno de los empleados ferroviarios ha ido dejando traza en los lienzos de muchos pintores. En 1900 Abraham Neumann presento El tren nocturno, en el que percibimos la soledad y el frio del guardavías. 


En 1924 fue Georg Scholz, autor de una gran producción de tema ferroviario, quien presentó, en La caseta del guardabarrera, la dignidad uniformada con que el empleado acomete su trabajo solitario.

 

El vínculo entre la minería y el ferrocarril fue representado en 1914 por Hans Baluschek en la obra titulada Hacia la mina, en la que los ferroviarios llevan a los mineros a su turno de trabajo siendo aun noche cerrada.

 

En el año 1955 se rodó en Estados Unidos una película, dirigida por Jean Yarbrough, centrada en la guerra sucia de las empresas de transporte por carretera contra los trenes de mercancías que, preferentemente viajaban de noche, de ahí su título: Night Freight. Cuando la compañía M. & E. R. pone en marcha un nuevo servicio nocturno de transporte de mercancías, unos villanos a sueldo de la compañía de camiones con la que este servicio entrará en competencia cometerán todo tipo de sabotajes. Para acabar de tensar el argumento, los dos hermanos propietarios de la compañía ferroviaria se ven envueltos en un triángulo amoroso. Veremos el funcionamiento de la compañía, escenas de conducción, sabotajes y un desenlace, con bomba en el tren incluida.

 
Otro importante grupo de trabajadores en turno de noche suelen ser los de vías y obras. En los años sesenta del pasado siglo, Terence Cuneo pintó el óleo que acabaría reproducido en el cartel Track laying by Night (Tendiendo railes por la noche) editado por British Railways para dar a conocer a los usuarios el trabajo oculto a sus ojos que permite que sus trenes circulen. 


El pintor español Javier Marcos tocó el mismo tema en el acrílico Anochece en la vía (2007) en el que podemos ver a tres operarios trabajando en la reparación de un raíl. Es el que encabeza esta entrada. Nacido en Almería (España) en 1963, es un pintor que ha cultivado el tema ferroviario al lado del paisaje, el retrato y el bodegón. Su profesión de ferroviario queda patente en los temas escogidos cuando plasma en sus cuadros el mundo del ferrocarril, más allá de las más habituales telas con trenes circulando o ambientes generales de estaciones, Marcos centra su mirada en el quehacer cotidiano de sus compañeros de profesión. Trabajando casi siempre a partir de fotografías, en sus telas han quedado plasmados mantenimiento de vías, operaciones de enganche, la tarea de los centros de control de tránsito o las reparaciones nocturnas de urgencia.

Volvamos a los orígenes. En el centro del imaginario de la actividad ferroviaria nocturna está el maquinista, y en los tiempos en los que las cabinas de conducción estaban sometidas a las inclemencias del tiempo, su trabajo era especialmente duro. Así lo vio Vicente Cutanda en La Nochebuena del maquinista, dibujo de 1896, en el que el dramatismo de la situación, la esposa llevándole junto a sus tres hijos la cena de Nochebuena a pie de máquina, se ve incrementado por un apenas visible jefe de estación que, lámpara en mano, parece que les está apremiando.