miércoles, 16 de agosto de 2023

Pintores de la Cornisa Cantábrica (España) y II: Xoan Guerreiro


En el otro extremo de la cornisa tenemos a Xoan Guerreiro (Xove, Lugo, 1956). En el último decenio del siglo pasado obtuvo la beca de pintura Valdearte de O Barco de Valdeorras (Orense), fue seleccionado en la Mostra Unión Fenosa, ganó el primer premio de pintura Lugonova y, a partir de aquí, despegó su carrera como pintor con un sinfín de exposiciones individuales y colectivas.

Fue seleccionado para el volumen El tren en la pintura española (2007) publicado por la FFE, en el que se indica lo siguiente: "En su pintura convergen algunos de los elementos más característicos de la realidad gallega: la fuerza desbocada de las olas que van a morir a la costa; la nostalgia propia del emigrante que en espíritu nunca marchó y que desde la lejanía anhela regresar; la atmósfera que sobrecoge, a la vez que envuelve, al paisanaje gallego; o algunos de los encantos que, taciturnos, esconde los rincones de su tierra. El artista afirma que el tren es motivo recurrente en su obra y que la necesidad de transmitir movimiento, alegría, melancolía, tristeza, soledad, reencuentro, pasión; distancia... hacen que tome como modelo, para representar estos sentimientos, todo lo relacionado con estos elementos”.

Efectivamente, las estaciones de Xoan Guerreiro son escenarios de la metáfora universal de la vida como viaje. No suelen aparecer personas, lo que realza su característica de no-lugar. En Astorga el cielo azul ya nos lleva de viaje antes de que llegue el tren que estamos esperando, en Orense parece que los edificios del barrio próximo y el andén de la estación se impongan sobre la vía...


... en Venta de Baños la geometría austera de las marquesinas modernas se extiende a la locomotora, a los edificios y a las vías...


, en Lugo el texto lo dice todo "8 am comeza o espertar dun soño":


Pero hay una segunda capa de lectura, muy generacional, sobre todo cuando se observan los óleos de la serie En tránsito.


La imagen de estos coches, junto con las de las estaciones anteriores, ha quedado fijada en los ojos de toda una generación de gallegos que, de jóvenes, realizaban viajes a Madrid que se hacían interminables, y no digamos si el destino era Barcelona. Si siempre se ha dicho que los trenes son contenedores de la acción para las películas y las novelas, estos se recuerdan por inscribir escenas berlanguianas: conversaciones interminables explicando los motivos de los viajes, flirteos, cestas que se abren y aparece pan, queso y chorizo que se corta a trocitos y se comparte, botas de vino que circulan… estos son los ecos que emergen de los coches 5000 de los óleos de Guerreiro.