viernes, 10 de marzo de 2023

Todas las estaciones de Lérida. Cuaderno de viaje.


Se acaba de publicar un libro que hace un recorrido por todas las estaciones en tierras leridanas de las líneas ferroviarias que circulan por esta provincia catalana en España. Como cuaderno de viaje que es, contiene dibujos de las estaciones, fotografías antiguas o de acontecimientos, una breve reseña histórica de cada una de las estaciones y apeaderos y multitud de anécdotas.

No falta ninguna estación. Las que siguen en activo han sido pintadas en color y las ya desaparecidas, en blanco y negro. Se incluye también un desaparecido tren de vía métrica que daba servicio a una industria azucarera. Muy acertadamente, se han incluido en el trabajo los espacios industriales y de gestión ferroviaria desaparecidos.

 

La historia de las estaciones y las anécdotas que se cuentan de ellas nos recuerdan que la importancia social del ferrocarril ha ido cambiando con el paso de los años. Misas celebradas en el andén, despedidas masivas de maestros, bodas celebradas en la estación de madrugada para que los novios tomen el primer tren hacia la capital, trifulcas políticas, accidentes, recuerdo de los motes que los viajeros o los ferroviarios les ponían a los trenes y a las locomotoras... todo tiene cabida en este interesante volumen.

 

Puestos a encontrar un pequeño defecto, se echa en falta un mapa de cada una de las líneas citadas con la ubicación de las estaciones. Daría mucha más salida a la publicación un anexo final con resúmenes de los textos en castellano y en inglés, aunque la lengua no ha de ser obstáculo para disfrutar de este magnífico trabajo.

 

El autor es el historiador y humorista gráfico Marçal Abella i Brescó, aficionado al ferrocarril. El prólogo corre a cargo de Vidal Vidal, un periodista que suele escribir sobre los avances y los problemas del ferrocarril en las comarcas leridanas. Ambos comparten la nostalgia por el ferrocarril del pasado, aunque Abella dibuja los trenes de alta velocidad y las estaciones modernas con el mismo cariño que las estaciones antiguas o los trenes históricos, mientras que Vidal, a pesar de su indudable amor por el ferrocarril, no sabe ver belleza de la innovación y opina que los convoyes modernos, «parecidos entre ellos, fusiformes, aerodinámicos y casi monocolor, hacen pensar en aviones sin alas o incluso algunos en supositorios.»

 

Un libro que no debe faltar en la biblioteca de los aficionados a los que les gusta explorar este riquísimo territorio que es el que comparten el arte y el ferrocarril.