viernes, 1 de marzo de 2019

Los relatos ferroviarios de Sergio Raúl Flores


Durante un reciente viaje por la Argentina, me cité en Salta con el escritor Sergio Raul Flores (Salta, 1949), autor de un libro de relatos de tema ferroviario titulado Historia sobre rieles (2018).

EL ESCRITOR

Sergio Raúl Flores es un hombre tranquilo, afable, que recibe al extranjero que se presenta de forma desenvuelta y expansiva con la reserva habitual en los habitantes de esta región tan alejada del tumulto porteño. Sus ojos brillan de satisfacción, no cada día llega de España un novelista y escritor de tema ferroviario queriendo entrevistarle.

Flores ha trabajado en la banca, como profesor de historia en la secundaria y, actualmente, es catedrático de Introducción a la cultura en la escuela de arquitectura de la Universidad Católica de Salta. Entusiasta ferroviario, recorre todas las estaciones de su entorno y extrae de ellas toda la información histórica, antropológica y artística disponible. El fruto de esta actividad incansable lo recogió en 2011 en el volumen Mis trenes, crónicas de viajes y un poco de historia.

LA OBRA

Los relatos de Historia sobre rieles oscilan entre la ficción, el memorialismo, el costumbrismo y la crónica histórica. A menudo, los relatos se arman a partir de una mínima excusa ferroviaria: una estación aislada, un tramo de vía abandonado o un viejo poste de señales sirve para desplegar el hecho histórico, la anécdota o la fantasía que se desea contar.

En sus relatos hay apariciones de vírgenes, demonios de carnaval que tiran al pozo al viajero y arcángeles arcabuceros que lo salvan, historias de amor nacidas en un andén, perros que salvan trenes de una catástrofe, libros esotéricos que llegan a la biblioteca creada por una maestra traídos por un inquietante personaje, viajes en tren que emulan fragmentos de la Divina Comedia, anécdotas de ferroviarios, episodios de la guerra… El libro incluye una noticia final sobre el museo ferroviario desparecido de Salta con el que colaboró como voluntario.

He aquí un fragmento del relato Tito el muchacho de Saujil con el que se identificará cualquier aficionado:
Tito se quedó solo y ya por esos tiempos corría la voz que el ramal se iba a cerrar y él no sabría qué hacer “sin sus queridos trenes”. La tierra le había brindado su sustento, pero sus seres queridos ya no estaban allí, era el momento de emigrar y si fuera posible donde los trenes seguirían corriendo por eso es que un día llegó a Tucumán.

Tito solo cursó la primaria, pero se sentía fuerte para trabajar en lo que sea y si era cerca de una estación ferroviaria mejor. Buscó un lugar donde vivir con el dinero que pudo reunir cuando liquidó sus posesiones a un vecino de Saujil. Tras el duro trabajo en el Mercado de Abasto de la ciudad de San Miguel de Tucumán se dirigía a la estación del bajo del Ferrocarril Belgra- no donde cada día pasaba el famoso Cinta de Plata y muchos trenes de cargas sobre todos los cañeros.

Un día fue observado por un hombre de edad que resultó ser un ferroviario jubilado, que como él tenía la necesidad de ver diariamente los trenes. Y acá cambió su vida ya que el destino le tenía preparado otro futuro. El viejo ferroviario le anotició que en los talleres ferroviarios de Tafí Viejo estaban tomando operarios a prueba. Y hacía allí partió Tito con la gran esperanza de cumplir con su sueño de la niñez.