Si las estaciones tienen consolidada la consideración de escenario erótico, se debe también a los carteles de publicidad de las compañías ferroviarias y de los operadores turísticos. Parece que la edición de carteles con magníficos paisajes no es suficiente para la promoción de un destino turístico y resulta mucho más efectivo incluir en la composición una imagen de una pareja disfrutando de su felicidad en el destino anunciado o de una bella mujer convocando al potencial cliente viajero.
Algo similar ocurre con les carteles de promoción de los trenes de lujo de los años veinte: en el coche restaurante debe haber una pareja de enamorados sentada a la mesa, una solitaria dama atractiva como la Madona des sleepings o un hombre y una mujer flirteando mientras se deleitan con el paisaje que ofrece el coche panorámico.
Jugando con las palabras y la profusión de pin-ups en los carteles de promoción de las compañías, la Suthern Railway System (USA) publicó un cartel que, bajo el título Our Pin-Up Girl!, mostraba a una empleada del ferrocarril poniendo alfileres en un mapa para marcar los emplazamientos de las industrias que se habían trasladado a las inmediaciones de las líneas de la compañía para tener buen servicio de transporte.
Si estos carteles, al decorar las estaciones, las están señalando como espacio para el romance, en la estación de Saint Pancras de Londres hay una escultura de bronce en la cabecera de las vías, obra de 2007 de Paul Day, llamada The meeting Place, que consagra definitivamente la estación como lugar de encuentro. La obra, de nueve metros de altura y veinte toneladas de masa, muestra una pareja en un tierno abrazo.
El ferrocarril en la literatura, el cine y las artes plásticas. Por Jordi Font-Agustí.