La semana pasada se dieron a conocer los ganadores de la vigésimo séptima edición del concurso fotográfico Caminos de hierro convocado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. La obra ganadora fue A puertas abiertas. La autora, Encarna Mozas, retoma en su trabajo la apreciación del frrocarril como posibilidad de marcha, de mejora, de huida, de búsqueda de nuevas oportunidades. Es tal el arraigo de esta idea, que el espectador indentifica enseguida el espacio como vestíbulo de estación e interpreta la luz exterior como el objetivo que alimenta la esperanza del personaje en tránsito y le impulsa a tomar el tren.
Encarna Mozas, con sus palabras, completa lo que nos ha dicho con la imagen: "Los cambios y convulsiones sociales, políticas y ante todo económicas han provocado a lo largo de toda la historia movimientos migratorios. En los lugares donde habita el abandono, se percibe el poso de lo que existió, las puertas que no cerraron los que se fueron o las que abren los pillastres o los habitantes de paso. Entre unos y otros la naturaleza va abriéndose camino por las puertas abiertas."
Hay dos obras, y aquí viene la selección
personal del bloguero, que destacan por ser fruto
de miradas fascinadas e interesadas por los constructos tecnocientíficos ferrovarios en
tanto que objetos autónomos en el plano
artístico.
José Torres Tabanera, el ganador del segundo premio, explica que "la serie a la que
pertenece la fotografía La Edad de Hierro, 2 fue realizada el pasado otoño en una
estación ferroviaria abandonada de la localidad de Riotinto, en Huelva . Respecto al tema,
siempre me han fascinado los trenes, las locomotoras de vapor, los cambios de
vía, las estaciones abandonadas... Y he intentado plasmar la imagen que tengo
de ese mundo desde la niñez; un lugar laberíntico y misterioso dominado por la
oscura belleza de la maquinaria..."
Riotinto era el escenario ideal
para que la mirada del artista sobre los
vestigios del pasado industrial tuviera la
misma calidez, respeto y minuciosidad que la del que contempla y fotografía, digamos, las
ruinas de un puente romano.
Pujolàs ha otorgado a las
catenarias el papel de correlato de una percepción humana, la de la soledad,
pero su obra va más allá porque su mirada fotográfica se centra en la factura
de las piezas, en la belleza formal de las ruedas con rádios simétricos, de los
cables tensos, de los aislantes traslúcidos. De nuevo, la mirada del
fotógrafo sobre los mecanismos instalados es similar a la hubiera utilizado
ante una obra de arte como ,
digamos, una escultura de Alfaro.
Mozas, Torres i Pujolàs, juntos,
son una perfecta antología de la
mirada artística actual sobre el ferrocarril, una
mirada que incluye los aspectos, sociales, históricos y formales. Caminos de
hierro 2014 ha
acertado en su elección.