En algunas de las obras de Iñaki Bilbao, el personaje es el ferrocarril. Las vías y los convoyes que vemos en sus óleos son los que el visitante puede contemplar cuando recorre con ojos de aficionado a la historia de la tecnología la margen izquierda de la ría de Bilbao. Lo vemos circulando con los vestigios de los altos hornos al fondo (Horno Alto), llegando a apeaderos con andenes estrechos porque no hay más espacio entre montaña y ría (Olabeaga)...
... haciendo de tren de commuters (N1)...
... y respirando cuando la ría se ensancha (Simondrogas).
Los trenes aparecen siempre en contexto y, lo que es más importante, son tratados con aprecio, dándoles la categoría de imprescindibles. A diferencia de aquellas obras de otros pintores en las que la estación o el paisaje sirven sólo para encuadrar la locomotora o el convoy, en Iñaki Bilbao el tren no se concibe sin su función social. De esta manera, su obra recrea tanto el convoy como constructo tecnocientífico con sus valores estéticos propios, como recrea también el paisaje que el ferrocarril ha transformado y sigue contribuyendo a transformar.
Una de sus telas, Pancorbo, es un claro homenaje a Viernes Santo de Darío de Regoyos, toda una declaración de intenciones, tanto ideológica, como de amor por los trenes como tema pictórico.
Una de sus telas, Pancorbo, es un claro homenaje a Viernes Santo de Darío de Regoyos, toda una declaración de intenciones, tanto ideológica, como de amor por los trenes como tema pictórico.