martes, 1 de febrero de 2022

Corazón ferroviario, una pequeña joya

Las manifestaciones literarias de la pasión por el ferrocarril en Argentina y Uruguay tienen mucho que ver con la añoranza de un pasado esplendoroso, de ahí que aparezcan pequeños tesoros como el libro Corazón ferroviario (2021).

Se trata de una edición sencilla, en la que se nota que ha sido realizada con las aportaciones voluntarias y voluntariosas de sus participantes. El resultado final es una antología en la que diversos autores aportan estudios históricos, escritos de memorias, testimonios del trabajo ferroviario y relatos de ficción.

El título del volumen tiene una bonita justificación:
El Sr Hugo Domingo Alfonso propuso el nombre no sólo porque él es ferroviario y le agrada su trabajo, sino también un poco parafraseando… porque el "corazón ferroviario" es donde se materializa el corte de uno de los carriles de la vía directa con el de la mano contraria, es la pieza clave dentro del área de cruzamientos, y por extensión en todo el desvío, y para el Sr Alfonso escribir, es entrecruzar sus dos pasiones, trabajo y hobbie.
De los veintitrés escritos que contiene el libro, este blog, por su orientación, se ha detenido en los ensayos memorialistas y en los relatos de ficción.

El uruguayo Yamandú Aguliera aporta dos relatos: En su ley (2021), cuyo protagonista es "el único empleado en la pequeña estación de aquel ramal casi olvidado", y El último tren (2021), que describe los sentimientos del maquinista al que le toca hacer el último viaje de una línea que se cierra. He aquí un fragmento de este último:
El humo, el gasoil, la grasa. Y el sudor, ese olor permanente del trabajo duro. ¿Cómo voy a vivir sin ellos? El color del hollín que va cubriendo todo, la barba de varios días, las manos agrietadas, las uñas quebradas. Toda esta atmósfera nació conmigo, vivió conmigo, hasta hoy. Toda esa música de hierros que se chocan suavemente, que se acarician, con la caricia áspera del metal, una y otra vez. ¿Es que hay otra música? Ese bajo profundo del diésel moderando. ¿Se perderá para siempre?
Miguel Ángel Bayona, de Bahía Blanca, en Subite a mis recuerdos (2021) nos transmite los recuerdos de un ferroviario que se presenta así:
Nací en el hospital ferroviario de Bahía Blanca. Supe lo que es un cambio con su aguja, una zapata de freno, una eclisa, una señal de distancia, el código morse de telégrafo y muchas cosas más antes de aprender los verbos en la escuela.
Cristina Brito, de Flores, en Añoranzas sobre rieles (2021), desgrana los recuerdos de sus viajes de niñez y el porteño Aníbal Ismael Elías, en el relato En busca del pasado narra la aventura de tres amigos en la búsqueda de los vestigios del tren en el pueblo de Carlos Beguerie

El cuento de Miguel Julio Neira, de Entre Rios, titulado El solterón (2020), retoma un viejo tópico: el hecho de que los ferroviarios son un buen partido por su estabilidad económica comparado con la incertidumbre de los ingresos en la vida rural. El protagonista es un maquinista con muchas pretendientes y del que la casamentera del pueblo dice:
"Es un buen partido, Don Luís, es lo que usted necesita, muchacha, es maquinista, tiene buen sueldo, es un hombre encantador, muy amable y servicial".
El platense Gustavo Ruffo, en el cuento Estación Tolosa (2021) narra como la consumación de los amores entre los dos protagonista coincide con la feliz recuperación del tren.
Detrás de la estación, ella lo apretó contra los cajones contenedores de bulones y grandes tuercas. Lo aplastó con sus manos y arrastró por la pequeña escalera que lleva al diminuto cuarto que se esconde bajo las vías del tren. Luego lo abrazó apasionadamente contra la columna de quebracho colorado y bueno, pasó lo que tenía que pasar.
(…)
Allí, en el diminuto taller que se esconde bajo las vías del tren y a la sombra del viejo puente de Tolosa, los ojos cerrados de Chilo estallaron de alegría al sentir que la tierra se movía en los brazos de Berta. Y no estaba equivocado ya que después de casi 40 años, el ferrocarril volvía a circular por la vieja estación.
Y es que el vínculo entre erotismo y ferrocarril nunca muere.