martes, 16 de marzo de 2021

Los tranvías de Barcelona en la prensa satírica


La revista Vía Libre de la FFE publico el artículo Los tranvías de Barcelona de Juanjo Olaizola Elordi en el número del mes de marzo de 2021. El autor escogió este mes porque se conmemoraba el cincuentenario de la clausura de la última línea de tranvías clásicos de Barcelona. En el momento de la desaparición, se publicó un aportada que se ha "recordado" con motivo de la efemérides:


Ahora que la consideración social sobre el tranvía va cambiando y, cada vez más, es visto como un vector de progreso, movilidad y sostenibilidad, es divertido recordar cómo era percibido por sus usuarios en aquellos tiempos en los que era prácticamente el único medio de transporte público en las ciudades.

En la entrada del 2 de julio de 2018 hablamos de la conmoción que causó que en 1903 una orden de la alcaldía de Barcelona prohibiera fumar y escupir en los tranvías y de cómo lo reflejo la prensa satírica.

Hoy veremos el tratamiento que la misma prensa daba a los retrasos, a las averías y a los cambios en los itinerarios.

Los cambios en los trayectos estaban siempre en medio del fuego cruzado entre los que querían que el tranvía pasara por determinadas calles o plazas para tener mejor servicio y los que se oponían a ello por el motivo que fuera. En este caso, la revista Cu-cut de 26 de febrero de 1903 se queja de lo angosto de las calles del nuevo itinerario de un servicio de La Catalana.

Giro de un vehiculo en la calle Archs

El tema de la lentitud era otra de las críticas clásicas. El dibujante Ricard Opisso, en 1932 y en la misma revista, se refería a la lentitud de los tranvías que subían por las Ramblas, un trayecto de 1200 metros; el texto dice «Un viaje en tranvía, por la Rambla, al subir en Colón y al llegar a la plaza Catalunya»


La revista En Patufet de 20 de enero de 1917 se quejaba de la lentitud del tranvía número 30:

Se está afeitando y acicalando, porque tiene que ir a felicitar a su prometida el día de su santo.

Ya tenemos al hombre a punto, con un ramillete de fresquísimas flores

Desgraciadamente, para ir a casa de la prometida hay que tomar el tranvía nº 30.

El cual gasta tanta velocidad, que al llegar a destino, al pobre joven le han vuelto a crecer cuatro palmos de barba y las flores estaban todas marchitas.
Pero como no llueve a gusto de todos, el 18 de març de 1903 la revista Cu-cut se hacía eco de las quejas sobre la excessiva velocidad de algunos tranvías y proponía una solución: «Con un par de criadas / al lado del conductor, / se logrará que los tranvías / caminen despacio.»


Los cortes en el suministro eléctrico era otro de los problemas comunes, y es uno de los que toca el dibujante Josep Serra Massana en la revista Virolet de 16 de agosto de 1924. He aquí las viñetas que hablan del tema, después de hablar de lentitud, de aglomeraciones y de cobradores que no tienen cambio.

De repente, la luz se ha apagado
Y todo el mundo dice: –¿Qué ha pasado?
Contestando el conductor:
–¡Bah, nada! Una interrupción.

–¿Habrá corriente pronto?
–Dos horas y arreglado!
pero la gente, impacientada,
empieza la desbandada.
El humor no ha abandonado nunca el tranvía. En 2004, en el periódico La Vanguradia, Ventura & Coromina entraban en la polémica que comportó la recuperación del tranvía en Barcelona.
 

Por suerte, la red del tranvía de Barcelona, parece que seguirá creciendo.

lunes, 8 de marzo de 2021

Fascinados por los mecanismos de distribución

Brian Sefton

Entre la inmensidad de temáticas, enfoques, miradas e intenciones de la pintura ferroviaria, es fácil identificar algunos temas que son recurrentes: trenes circulando, depósitos de locomotoras, pasajeros en un andén, personal ferroviario trabajando, un paisaje cruzado por un convoy… pero hay otros que no por poco frecuentes dejan de captar la atención y la curiosidad del aficionado. Uno de estos temas singulares son los mecanismos de distribución, pero no son los únicos.

Caracteriza este tipo de imágenes el hecho de que el foco de la obra está concentrado sobre un detalle del universo ferroviario, que es representado de manera aislada. Hay telas y fotografías que se concentran en señales, aparatos de vía, faroles, testeros… En todos los casos el elemento se aísla y se estudia por su valor simbólico o formal. Veamos cómo pintores y fotógrafos se han dejado fascinar por los mecanismos de distribución.

Hermann Pleuer (1863-1911) pintó en 1905 el óleo Las ruedas rojas que puede ser considerado un precursor del tema. Este pintor impresionista alemán tocó el tema ferroviario en muchas de sus obras, pero fue en ésta en la que se dejó llevar por el encanto de un elemento mecánico aislado.

Hermann Pleuer

Con la llegada de las vanguardias artísticas, los mecanismos entraron de lleno en el arte. La fascinación por las locomotoras, los automóviles y los aeroplanos aparece en el manifiesto fundacional del futurismo y su influencia en el arte es inmediata. La vemos en Rolling Power (1939) de Charles R. Sheeler (1883-1965), que no estuvo adscrito a este movimiento. 

Charles R. Sheeler

También influyó en la fotografía, como podemos ver en las que realizó Gabriel Casas Galobardes (1892-1973) en los años 30 del siglo pasado. Se trata de un fotógrafo que trabajó para MZA y que en muchas ocasiones dejaba de lado la fotografía documental para explayarse con composiciones singulares.
Casas Galobardes

Hay que esperar sesenta años, los que tardó el hiperrealismo a hacerse un lugar en la escena plástica, para encontrar de nuevo el tema en la pintura. El pintor británico Brian Sefton (1938-) y el español Javier Banegas (1974-) son dos buenos ejemplos de este retorno. Contemplando sus óleos y sus acrílicos podemos seguir el funcionamiento de la distribución: bielas y manivelas, contrapesos, levas y articulaciones son representadas con exquisita precisión. 

Javier Banegas

En el terreno fotográfico, muchos autores siguieron este camino, como es el caso de Santiago Vila-Puig Codina (1931-), galardonado en Caminos de hierro, en su trabajo Rueda y biela (1986).

Santiago Vila-Puig

El toque cálido lo pone la obra Woman with locomotive (2009) del canadiense Gary Giacomelli. En ella se nos propone poner en contraste la máquina y el cuerpo humano, el frio del acero y el calor de la carne. Este tema también ha sido explotado por la fotografía erótica del alemán Stefan Döll.

Gary Giacomelli

En el fondo de todas las obras que hemos visto, yace la fascinación por las máquinas que tienen formas antropomórficas; las bielas y las manivelas son como prolongaciones de las extremidades humanas o construcciones hechas a su imagen y semejanza. La fuerza de la sangre se ve multiplicada por la del vapor. Pocas imágenes como las de los mecanismos de distribución captan tan bien la idea de que la tecnología es una prolongación del ser humano.