jueves, 24 de abril de 2014

Rompenieves, releyendo la novela gráfica


Se ha anunciado para el 9 de mayo el estreno en España de Transperceniege (Rompenieves) la adaptación al cine de la novela gráfica del mismo nombre. Mientras esperamos la película, es tiempo de recordar el cómic.

En 1984 el guionista Jacques Loeb (Lob) y el dibujante Jean-Marc Rochette, publicaron el primer volumen de la serie. En un futuro en el que el cambio climático ha helado el planeta hasta hacer imposible la vida, un tren de 1001 coches contiene toda la humanidad superviviente debidamente clasificada en coches dorados, coches de segunda y vagones de mercancías para los parias. El tren es arrastrado por una locomotora, divinizada por la población, que va equipada con un motor y una fuente de energía que, aunque muy poco a poco, va agotándose.

Un héroe que logra salir de la parte trasera, y que cuenta con el apoyo de una activista pro derechos de los viajeros de cola, consigue recorrer el tren y descubrir sus secretos y las intenciones de la clase dominante. El guión tiene una clara intencionalidad política y mantiene el interés de manera creciente, pero el dibujo, aunque es adecuado al argumento, no representa muy bien la acción y tiene un tempo desequilibrado.

En 1999, el guionista Benjamín Legrand tomó el relevo del fallecido Lob para realizar la segunda y la tercera parte de la historia. Los protagonistas de estas nuevas entregas son un explorador del exterior y la hija del presidente de la Hermandad de la Santa Locomotora, una creadora de viajes virtuales para la población que viaja en el tren. La diferencia entre el guión de Lob y los de Legrand radica en que el primero plantea el argumento en términos éticos, mientras que el segundo se pierde en una deriva sin mucho fundamento que aboca a un final nihilista. Incluso la coherencia feroviaria se rompe en las entregas dos y tres: el lector puede llegar a olvidar que la acción transcurre en un tren, sobretodo cuando éste abandona la vía sobre unas orugas y cruza la superficie helada del mar en busca del origen de una lejana señal de radio.

No es de estrañar, pues, que la versión cinematográfica se base exclusivamente en la primera parte de la novela gráfica.

A continuación unas viñetas del primer volumen que dan idea de su planteamiento.



Y ahora unas viñetas del segundo volumen, con los exploradores en acción tras una parada del tren.


Y finalmente, estas viñetas del tercer volumen con el tren avanzando por el mar helado sobre las orugas.