miércoles, 3 de julio de 2013

Cubiertas con trenes II

El amante del ferocarril, cuando entra en la sección de novela de una librería y ve una portada con un tren, se precipita sobre el volumen esperando encontrar una buena historia ambientada en el mundo del ferrocarril, pero esto no siempre ocurre. El ferrocarril ha dado lugar a frases hechas ("perder el tren", "vías paralelas") y es utilizado a menudo por los autores para dar título a sus obras aunque en ellas no aparezca ningún tren o, a lo sumo, un brevísimo viaje en él sea el desencadenante de la narración. Es el caso de estas portadas:




Nunca se sabe


Cambio de agujas